Términos como aceleradora o incubadora son comunes en la jerga del emprendedor como sinónimos, aunque en realidad se trata de conceptos distintos y con objetos y procesos diferenciados.

Diferenciamos ambos conceptos para luego poder elegir con criterio.

Las incubadoras es donde se crea el proyecto, ayudando al emprendedor con asesoria y recursos a proyectos que aun no se han materializado. La intervención de las incubadoras puede darse mediante la prestación de servicios de asesoría especializada, de capacitación e infraestructura funcional (tales como despachos, salas de reuniones, material de oficina, conexiones a internet, atención telefónica, servicio de correspondencia, entre otros servicios).

El aspecto fundamental de la incubadora es su aparición en la startup en una fase muy temprana del proyecto, cooperando en aspectos como la constitución de la sociedad, validación del producto o servicio. Asimismo, se le da a la startup un lugar físico (suelen ser totalmente abiertos, donde los diferentes emprendedores comparten un mismo espacio) generando un ecosistema para el comienzo de las operaciones de la startup.ç

A diferencia de lo que ocurre con las aceleradoras, como más adelante explicaremos, en principio las incubadoras no realizan una aportación al capital social de la startup, ni forman parte del proyecto como socio y/o inversor. Estos programas existen con el fin de mejorar las alternativas para el desarrollo del negocio de las startups.

Las aceleradoras buscan básicamente acelerar el desarrollo del proyecto en cuestión, en su fase de arranque, en su madurez donde se decide el devennir y cuando mas inversion se necesita para crecer. Estas aceleradoras ofrecen distintos tipos de programas y metodologías de aceleración, para obtener el máximo potencial de la startup, así como potenciar su recorrido.

Podría deducirse que las aceleradoras actúan en fases un poco más avanzadas en comparación con las incubadoras, con empresas ya constituidas, que muestran un potencial de crecimiento y a las que ayudan a alcanzar un siguiente nivel de objetivos.

La diferencia sustancial es que habitualmente las aceleradoras invierten capital semilla a cambio de un porcentaje variable del valor de la empresa en proporción a su inversión.

En términos generales las aceleradoras buscan proyectos ya en marcha, con unas determinadas características (gran potencial de crecimiento, unas tasas de retorno de la inversión altas, alta escalabilidad) con el fin de agilizar el proyecto y fomentar su crecimiento, en un menor plazo. Así pues, la aceleradora busca darle rapidez al motor de crecimiento de la startup.

Debemos analizar la situación y las circunstancias de cada startup. A continuación indicaremos los puntos que pueden servir de referencia a la hora de elegir entre ambas opciones:

Fase en que se encuentra el proyecto. En caso de estar en una fase preliminar al comienzo de las operaciones con acceso limitado a recursos es recomendable una incubadora. En cambio, si la startup se encuentra en una etapa más avanzada o con el producto y/o servicio validado, pero aún en la fase de arranque, es aconsejable una aceleradora ya que le permitirá impulsar su desarrollo.


Necesidades del proyecto. Si lo oportuno para el proyecto es tener un lugar apropiado para comenzar las operaciones con programas de capacitación y asesoramiento técnico-profesional, la incubadora es la mejor propuesta. Desde otro ángulo, si lo que conveniente es obtener el impulso del proyecto para lograr nuevos objetivos dentro de las operaciones ya iniciadas, con el apoyo de programas y metodologías de desarrollo y potenciación, la aceleradora es la opción adecuada.


Necesidades de financiación. Teniendo en cuenta que las aceleradoras suelen otorgar un capital en la startup, esta es la opción más adecuada en caso que se necesite inversión de capital semilla.

Dicho esto, lo importante es tener las ideas claras para trabajar, ser constante y pelear por alcanzar el objetivo, pero teniendo claro cual es el objetivo es muy dificil que se nos escape.

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